El valenciano, la lengua materna de Colón

En Historia de las Indias Bartolomé de las Casas sostiene varias veces que el castellano no era la lengua materna de Colón:   

Estas son sus palabras, puesto que defectuosas cuanto a nuestro lenguaje castellano, el cual no sabía bien, pero más insensiblemente dignas.

Todas estas son sus palabras formales, algunas dellas no de perfecto romance castellano, como no fuese su lengua materna del Almirante”.

Estas son sus palabras, y no muy polidas en nuestro romance, pero, cierto, no por eso dignas de desechar”.

En este paso hace mención el Almirante de muchos puntos de tierra e islas e nombres que les había puesto, pero no parece cuando, y en esto y en otras cosas que hay en sus itinerarios, parece ser natural de otra lengua, porque no penetra del todo la significación de los vocablos de la lengua castellana, ni del modo de hablar della”.

Todas estas son palabras del Almirante, con su humilde y falto de la propiedad de vocablos estilo, como quien en Castilla no había nacido”.[1]

Contamos también con un testimonio que obra en los pleitos colombinos del médico de Palos, García Hernández, sobre la llegada en su día de Colón a La Rábida (Huelva):

“…E que estando ally ende este testigo un frayle que se llamaba fray juan peres q’es ya defunto quiso hablar con el dho don crystobal colon e viendo le desposysion de otra tierra e reyno ageno a su lengua le preguntó”.

Por otro lado, Ramón Menéndez Pidal, en su trabajo “La lengua de Cristóbal Colón” publicado en 1940 en la revista “Boletín Hispánico” sostiene que Colón era genovés viviendo hasta los 22 años en Génova y Savona, pero que en el castellano que usó siempre en sus escritos estaban presentes los “portuguesismos” de los 10 años de estancia en Portugal donde vivió del comercio y se casó con Felippa Moniz, hija del rico comerciante Perestello, de Porto Santo de Madeira (Portugal), no siendo ni el portugués, ni el gallego, ni el mismo castellano sus lenguas maternas. Menéndez Pidal sostiene que “de 1480 a 1484 ingresa en la escuela náutica portuguesa donde el humilde lanero de Génova se transforma en navegante con proyectos de descubrimiento cierto”.

Menéndez Pidal literalmente confirma que “en cuanto al italiano, no lo usa en ninguno de sus muchos relatos y documentos. A su patria, Génova (sic) y a los amigos italianos escribe siempre en español: al Oficio de San Georgi (2 de abril de 1502), a Nicolo Oderigo (21 de Marzo de 1502 y 27 de Diciembre de 1504, esta última de carácter íntimo y con un refrán español). De igual manera al Padre Gorricio de Novara Colón le escribe continuamente en español”.[2]

En este mismo trabajo, Menéndez Pidal llama la atención sobre la calidad del italiano que utiliza Colón en las poquísimas veces que hace uso de él: “del ambra es cierto nascere in India soto tierra, he yo no ho fato caure in molti monti in la isola de Feyti vel de Ofir vel de Cipango a la cuale habio posto nome Spagnola”. Dice Pidal que “como se ve, la grafía italiana es defectuosa, pero sobre todo la palabra italiana falla frecuentemente”[3].

En el libro “El ADN de los escritos de Cristóbal Colón”, la profesora Estelle Irizarry afirma «en voz alta que Colón era natural de un territorio de la Antigua Corona de Aragón, súbdito de Fernando y que aprendió el catalán antes que el español«. Partiendo de la observación de Consuelo Varela en la que afirmó que «el gran navegante no se expresa de manera correcta en ningún idioma«, Irizarry señala que ella se cuestiona «cómo su español tan notoriamente incorrecto puedo ser tan eficaz, poético y elocuente». En este sentido, manifiesta que en los escritos de Colón aparece «un idioma parecido al español, que parece un español incorrecto que adquirió sus características cien años antes del primer viaje de Colón, cuando hubo terribles masacres en las juderías, el judíoespañol, llamado también ladino».

Irizarry detalla unas 18 categorías de ladinismos léxicos, morfológicos, ortográficos y sintácticos que se encuentran en el español de Colón y discute variantes como el ladino catalán. Uno de estos ejemplos es la redundancia del posesivo, una construcción que desapareció en el español antes de 1474, según Lapesa, pero que aparece en escritos de Colón en 1492. Las pruebas del “ADN literario” de Colón han tenido resultados «sorprendentes», tras extraer del corpus literario de Colón compuesto por más de 100 cartas, diarios y apuntes, información que aclara «muchos misterios y mitos». Según la autora, se ofrece «un método objetivo a base de un componente inconsciente de la escritura de Colón, la puntuación». Colón escribía siempre en español, pero a pesar de ser muy elocuente se veía que no era su lengua materna.

 La autora confiesa que descubrió que «el estilo de puntuación obedecía una disposición geográfica» y que entre los cientos de documentos que examinó había «un patrón». En este sentido, manifestó que «los de Castilla no usaban vírgulas y que éstas surgían en las tierras hoy catalanohablantes de la Antigua Corona Reino de Aragón». Ante esto, dijo que este método se puede usar para  trazar el origen de Colón. En el libro compara el sistema de escritura del navegante con manuscritos de Galicia, Portugal, Italia, Tarragona, Castilla, Barcelona, Ibiza, Europa o Génova, entre otros y «hasta ahora el ADN apunta a Ibiza«, concluye. Tras un examen de cientos de manuscritos, Irizarry concluye que «la puntuación con vírgulas fue un fenómeno geo-cultural, capaz de iluminar otra área de disputa, como el origen del navegante, ya que escribía siempre en español, a pesar de ser muy elocuente se veía que no era su lengua materna».[4]

COLÓN ESCRIBE EN CASTELLANO

Con independencia de las severas críticas al castellano de Cristóbal Colón por cuanto fluía tras él otra lengua materna,  también son muchos los autores que afirman que su español era culto, rico e incluso brillante.

“Léase cualquiera de los escritos de Colón, de los indubitablemente suyos, como una de las cartas a su hijo Diego, un capítulo de su «Libro de los Profecías», sus versos contenidos en los folios LVI a LVIII de ese mismo libro, y la impresión que dejan no es otra sino la de que aquello solamente un español pudo haberlo escrito. Su bella página, dedicada a la bahía de Porto Santo, que es «personalísima», la cual más adelante se transcribirá, no sólo es un modelo de sentimiento, sino hasta de estilo lleno de naturalidad y elegancia. ¿Cuándo pudo Colón asimilarse el castellano de esta manera? ¿mientras cardó lana y atendió su taberna en Génova? -hasta los 20 años- ¿mientras  residió en Lisboa, donde no se sabe que haya tratado a ningún español? -hasta los 34 años- ¿A bordo de los barcos italianos en que fue corsario?-. Imposible, imposible, imposible. Quien así escribía aprendió el castellano en España, y no viejo ya, porque en edad madura, no se aprende ningún idioma con perfección, y menos con la necesaria para poder versificar en él. He aquí, como prueba, la última, estrofa de su trova glosando el Memorare novissima tua”[5]:

 

In ceternum gozarán

Los que lo bueno abrazaron

Y asimismo llorarán

Porque continuo arderán

Los que la malicia amaron;

Y pues siempre se agradaron

Del mundo y de sus cudicias

De las eternas divicias

Para siempre se privaron.

 

Alexander Humboldt, que tan a fondo estudió la psicología de Colón y del que ya hemos hablado al principio de este trabajo, era un  gran admirador de la manera como escribía el castellano, aun reconociendo las incorrecciones propias de no ser su lengua materna.

Para Humboldt era imposible escribir con esa brillantez “sin conocer los secretos de nuestro idioma”,  y lo dice de esta manera: “En estos cuadros de la naturaleza, (¿por qué no dar tal nombre a trozos descriptivos llenos de encanto y de verdad?), el viejo marino muestra algunas veces una riqueza de estilo que sabrán apreciar los iniciados en los secretos de la lengua española, y prefieran el vigor del colorido, a una corrección severa y acompasada”[6].

Rafael Calzada plantea que es imposible que “lanerius genovés, maduro ya, se fue a España y «se apoderó» del castellano con tanta perfección, que llegó a escribir en ese idioma estrofas tan elegantes y de tanta pureza gramatical como la que dejó transcripta”.[7]

ES LENGUA VALENCIANA, NO CATALANA: “POR NO NADA” O “A TODO ARREO SE EXTIENDE”. VALENCIANISMOS: EL VALENCIANO CASTELLANIZADO. 

Tras la lectura de Madariaga, Consuelo Varela e Irizarry, pero sobre todo de ésta que sostiene reiteradamente que el uso de una puntuación con “vírgulas que éstas surgían en las tierras hoy catalanohablantes de la Antigua Corona Reino de Aragón»  y concluyendo que “Colón era natural de un territorio de la Antigua Corona de Aragón”, defendemos que la lengua materna que subyace de los escritos en castellano de Cristóbal Colón es la lengua valenciana que, junto al latín y el castellano, eran las lenguas de uso oficial en el Reino de Valencia en el siglo XV. El mozárabe, romance valenciano o lengua valenciana era de uso generalizado en la sociedad y Corte valenciana desde la misma conquista de Valencia en la que Jaime I quiso que, desde un principio (1238 y 1261), “s´arromançaran a la lengua vulgar i plana els Furs”[8] otorgados a los ciudadanos de su nuevo reino valenciano.

Así lo mandó y declaró oficial el romance valenciano en los Fueros del Reino de Valencia y desde aquel momento la lengua mantenida por la mozarabía valenciana desde la invasión musulmana en el siglo VIII obtuvo su carta de naturaleza impregnando la corte, la justicia, la medicina y la literatura valenciana hasta cuajar en el siglo XV como siglo de Oro de la lengua valenciana.

La exigencia social de la comprensión del contenido de los Fueros de Valencia tras la conquista, produjo la necesidad de su traducción a la lengua vulgar del pueblo al que iba destinado. Así, en un privilegio del 11 de abril de 1261 concedido por Jaime I, consta la celebración en Valencia de unas Cortes Generales que aprobaron la traducción general de los Fueros y Costumbres (1238) del latín al valenciano, traducción que, parece ser, se realizó en Valencia o Benifassà por tres sabios o Juristas letrados: Guillem, Vidal y Bernardo, convirtiendonse los Fori Antiqui Valentiae en Els Furs, en cuya redacción, tomó parte activa el rey Jaime I.

Hasta 111 veces insiste el Rey en la redacción valenciana de los fueros de la constancia de su traducción al romance mozárabe valenciano, y lo hace con diferentes expresiones que por su belleza y significación quiero resaltar:

“Aquest fur arromançà lo senyor Rey”. [1.11.4] 

“Aquest fur declarà e arromançà lo senyor Rey”. [2.1.1]

“Aquest fur cresch e romançà lo senyor Rey”. [2.10.2] 

“Aquest fur declarà e adobà e romançà lo senyor Rey”. [3.8.1]

“Aquest fur mellorà e romançà lo senyor Rey”. [3.16.1] 

“Aquest fur esplanà e romançà lo senyor Rey”. [3.21.4] 

“Aquest fur esmenà e romançà lo senyor Rey”. [4.3.3]

“En aquest fur enadí e romançà lo senyor Rey”. [4.4.12] 

“Aquest fur adobà e romançà lo senyor Rey”. [4.4.15]

“Aquest fur mellorà e esplanà e romançà lo senyor Rey”. [7.4.1]

“Aquest fur millorà e romançà lo senyor Rey”. [8.8.21]

La necesidad de que el nuevo fuero real sea entendido por los ciudadanos del Reino de Valencia hace que sea traducido al romance valenciano popular y plano. El Rey insiste en los fueros que “Los jutges en romanç diguen les sentències que donaran, e donen aquelles sentències escrites a les parts que les demanaran”. [7.2.2]

“Aquela cosa que.ls advocats diran en pleit denant lo jutge e presents les parts o.ls procuradors d’aqueles e planament en romanç, aytant valle com si o dehien aquels dels quals seran advocats”. [2.6.2]

Y, aun cuando el romance hablado en los condados catalanes de la Marca Hispánica se desarrollaba mucho más lentamente que en Valencia ( la Renaixença catalana fue 400 años posterior al Siglo de Oro valenciano), lo bien cierto es que como lenguas vecinas  tenían y tienen bastantes similitudes, motivo por el cual, lo que los colombistas  ven como “catalanismos” en los textos de Colón no son más que expresiones valencianas, las mismas que en el mismo siglo XV utilizaba Joanot Martorell en Tirant Lo Blanc, Jaume Roig o el resto de escritores valencianos del mismo siglo de Oro.

Colón, en el Diario del primer viaje (1492), 15 de octubre utiliza los valencianismosfugir” (huir), “mozada” (del valenciano “mos”, “mordida o bocado”, “possessión” (posesión), “launes” (en valenciano “llandes”; en castellano “llanda o lamina o envase de acero”) y “fugeron” (hoy, “fugiren” huyeron) lo que demuestra que su lengua vernácula o materna era el valenciano que bien conocía.

En el Diario de a bordo, en fecha de 4 de Noviembre de 1492, podemos leer: “Faxones”  (hoy, “fesols” en valenciano, “judías” en castellano) y  “favas” (hoy, “faves” en valenciano, “habas” en castellano) muy diversas de las nuestras”.[9]

Especialmente revelador es este texto en el que Colón dice que entregó “cuentas de ambar…y una “almarraxa” (hoy, “marraixa” en valenciano, garrafa en castellano) de agua de azahar”. Tal vez los transcriptores, incluyendo a Bartolomé de las Casas, no supieron encontrar, entonces, una traducción adecuada, motivo por lo que la reprodujeron tal cual la que escribió Colón de su puño y letra hasta que, a finales del siglo XIX, se transcribe como “almatraja”.[10]  Difícilmente podremos encontrar un texto de un ciudadano de Cataluña, italiano, gallego o portugués que contenga el uso de esta palabra. “Almarraxa”, de claro origen árabe  (al maraxxa) nunca se usó en la lengua catalana/occitana/provenzal hasta  que se importó en siglos posteriores.

Otro tanto en el Memorial dedicado a los Reyes (entre junio de 1496 y enero de 1498) donde escribe la palabra “meitad” (mitad) y “fusta”, en lugar de “madera” en castellano.

También en la Carta-Relación del viaje de exploración a las islas Española, Cuba y Jamaica, escrita a los Reyes en el Puerto de Santa Cruz a mediados de septiembre de 1494 y firmada en Isabela el 26 de febrero de 1495, se puede leer: «las simientes de huertas están prósperas en el crecimiento, y aún otras legumes dos vegadas en el año se cogerán si se siembran». La palabra “vegadas en castellano significa “veces”.

Podemos leer, también, “per forza” (por fuerza), “setcentas islas” (setecientas islas), “terrado” (terraza), “arriscada” (arriesgada, atrevida), “pardales” (pájaros), “basa” ( balsa o fondo arenoso), “boltejar” (voltear), “estar o ponerse a la corda” ( disponer las velas para la navegación lenta), “temporejar” (mantenerse a poca vela ), “tonina” (tonyina, atún), “xarcia” (redes), “estar a la colla” (esperar condiciones favorables para  navegar), “amainar” (arriar las velas de la embarcación), “ataraçana” (arsenal)…

La composición “por no nada” (per no res) o “por todo arreo se extiende” (per tot arreu s´exten) son, también, otro ejemplo de los valencianismos que Cristóbal Colón incorpora constantemente a sus manuscritos en los que fluye la base de un romance valenciano materno, algo a lo que los autores catalanes, tanto los catalanistas ortodoxos como los heterodoxos, llaman erróneamente  “catalán” como ya hemos apuntado.

También cabe destacar que Cristóbal Colón firmaba como Virey” (con una r) que en castellano se escribía “Visorrey”. Asimismo, el apellido “Colom es muy frecuente en la Corona de Aragón y tanto Cristóbal Colón como sus coetáneos lo escribían con «m». Todo ello unido a que los nombres de los cuatro hermanos Colón: “Cristòfol” (Cristóbal), “Bartomeu” (Bartolomé), “Jaume” (Diego) y “Ferrán” (Hernando) no tienen nada de italianos.

También hay un detalle especialmente relevante y significativo: Colón firmaba como  “Almirant”, que es la forma  diferenciada del catalán “Almirall”. La palabra valenciana “Almirant” es exactamente la misma que Joanot Martorell usaba en su Tirant Lo Blanc, todo el escrito en lengua valenciana en pleno siglo XV.

En el sexto ejemplar del libro Copiador de Cristobal Colón en el que relata la conquista de  Trinidad y Tobago, el Almirante habla de los pasos marinos, cabos y estrechos entre las diversas islas: “En esta boca de austro, a que yo llame de la “Sierpe” (en valenciano, “serp”; en castellano “serpiente”otra se setentrión, a que yo llamé del “Drago” (en valenciano, “dragó; en castellano, “dragón”).

 

También, en la carta autógrafa escrita por Colón a su hijo Diego en 21 de noviembre de 1504 y de 18 de enero de  1505 emplea las palabras: “correu”, (“correo”) y “desar”, (en valenciano, “deixar”, en castellano “dejar”).

Otro tanto sucede con la expresión “gonza avellanada”,  (en valenciano “junça o jonça avellanà”, en portugués “junça” que muchos investigadores confunden como portuguesismo cuando es un valencianismo que se escribe de la misma manera que en lengua lusa). La traducción castellana es “juncia avellanada” que no se usa en el texto colombino para describir la ”planta herbácea que produce un tubérculo conocido como chufa”. Es otro caso de ignorancia de los transcriptores o traductores que no aciertan a reflejar la realidad de la expresión hasta el punto que el propio Bartolomé de las Casas afirma que “es el cacahuet al que llamaban “maní” y que comían con pan cazabí”.[11]Un error memorable que no hace más que certificar la autenticidad de la expresión utilizada por Colón para referirse a la planta tan propia de las tierras valencianas.

El historiador ibicenco Nito Verdera al que nos hemos referido cuando hemos planteado la hipótesis de un Colón balear es, como Albardaner, defensor de la tesis[12] de que Cristóbal Colón, por ser “ibicenco y balear” es un ciudadano de “cultura catalana”. Verdera sostiene que es Ibicenco de cultura  catalana y  Albardaner valenciano de cultura catalana. Ambos lo hacen porque piensan que la lengua materna que subyace de los textos castellanos originales o transcritos es la catalana, pero no es así como ya hemos analizado con anterioridad.

Precisamente la etimología musulmana de algunas de las palabras no castellanas utilizadas por Colón han persuadido a Verdera y Albardaner que Colón un “hablaba catalán” oriental  que los nacionalistas defienden erróneamente que “es propio de Valencia y Baleares”.  Esto es, a la vista de los estudios de estos dos investigadores, Cataluña quedaría excluida por la fuerte carga árabe que tiene el supuesto “catalán” de Colón, carga que no tenía ni tiene el catalán de Cataluña que, frente a los más de 5 siglos de dominación musulmana que tuvo Valencia y Baleares, estaba formado por provenzalismos y occitanismos fruto de los 5 siglos en que Cataluña perteneció a la corona Carolingia y a Francia.

Resulta, también,  digna de resaltar la palabra “barlovento” (la parte de donde viene el viento)  que  en traducción literal al valenciano sería “per lo vent” que también significa “por donde viene el viento”, que con la arabización de la «p» inicial se convierte en «b», hecho que solamente se explica desde el valenciano hablado en el reino de Valencia y en el mallorquín de Baleares. A mayor abundamiento, el neutro “lo” no es, para nada, propio de la lengua catalana sino específico de la lengua valenciana desde los albores de esta, teniendo una presencia totalmente estandarizada en el valenciano oral como en el escrito en el propio siglo XV, el siglo de Cristóbal Colón, en el que Joanot Martorell escribió el “Tirant Lo Blanc” que injustamente  reivindican las instituciones catalanas como una de las obras cumbre de su literatura cuando el propio Institut d´Estudis Catalans rechaza radicalmente dicho neutro.

 

Y no sólo fue Martorell, el investigador Ricart García Moya[13], nos trae una representativa relación de una realidad literaria genuinamente valenciana y durante siglos rechazada por la lengua catalana:

 

-“per lo contrari” (Canals, Antoni: De Providencia,  c. 1395)

-“en lo qual” (Canals: traducció al valenciá del Valeri Maxim, 1395)

-“es lo contrari” (DECLLC, 1, p. 60; en Sent Vicent Ferrer, c. 1400)

-“lo millor de tot lo que tenia” (Martorell: Tirant, c. 1460, ed.1490)

-“fa lo que deu” (Roig: Espill, 1460)

-“lo contrari de…” (A. M. Vila Joyosa. Censal del Magnánim, 15-VIII 1448)

-“lo que pensava” (Esteve: Liber elegantiarum,  1472, ed. 1489)

 -“lo que ell volia” (Esteve: Liber, 1472)

 -“yo faré lo degut” (Esteve: Liber, 1472)

 -“fa lo que pot o lo que li diem” (Esteve: Liber, 1472)

 -“lo que voleu (…) lo mes alt” (Trobes en lahors de la Verge, 1474)

 -“lo segur” (Pereç, Miquel: Imitació de Iesuchrist, 1482)

 -“en tot lo que li mana” (Dieç, Ferrando: Obra a la Sacratissima Conceptió, 1486)

 -“lo ques demana… lo que si…” (Actes Corts Generals, Oriola, 1488)

-“en tot lo que fará” (Corella, Roiç de: Psalteri, Venecia, 1490)

– “seguint lo vulgar” (Alcanyis, Loys: Regiment preservatiu, 1490)

-“tot lo que ma voluntat desija” (Perez, Miquel: Imitació de Iesuchrist, 1491)

-“escriure tot lo que los sancts doctors han scrit” (Pereç: Vida de la Verge, 1494)

 -“fent lo contrari” (Valmanya: Carcer d’amor, 1495)

 -“lo declarat… lo ques fet… pot fer lo que… lo millor” (Obra a llaors de St. Cristófol, 1498).

 

Nito Verdera dice haber resuelto la palabra “cheranero”  que Colón o su transcriptor refleja en el diario el día 6 de diciembre de 1492, en Haití, y que Verdera traduce como “socaire” arguyendo que proviene del antiguo verbo catalán “serenar”, “xerenar” (calmar). “Entonces, -dice Verdera-  al  “xeraner” (el que da socaire) lo castellaniza el Almirante en “cheranero”.   Y remata: “la cosa está muy clara, pero hay que saber que en catalán no existe la «ch» (que sí usa Colón), función reservada a la «x».  Y aquí es donde añadimos exactamente lo mismo que con “lo vent” de “barlovento”: la “ch” si existía y sigue existiendo en valenciano como “fonema palatal africado y sordo” que se escribe y pronuncia tal cual:

“pancha”,“carchofa”,”flecha”,“chufa”, “chiular”, “chulla”, “archiu,”puncha”“campechos”,”gavachos”…[14]. Y todo ello unido a que la interjección “che” es una expresión tan genuina y personalizadora que es  uno de los símbolos de la identidad e independencia de la lengua valenciana. Más ejemplos y sus autores:

«pechines» (Fray Antoni Canals, traductor de Valerio Máximo al valenciano 1395).

«los grans clergues e bechellers» (Sermons, II, 29) y no era castellanismo, pues el vocablo procedía del latín y del francés  bachelier”.

-«la pronunciación de la che o ache es a manera del ruido que hace le
sartén y el aceite cuando fríen algo»
(Rúiz, B.: Declaración de voces Madrid 1587, f.10).

-«algunos no quieren que la “hac” o “h” no sea consonante» (Sebastián, M.: Ortografía, Zaragoza, 1619 que incluía en el alfabeto castellano las consonantes ç, ph, ch y rh ).

«Si fossen homens, chugadors» (Miguel Serres. Valencia 1667, p. 261).

-«He possat estudi que casi tot lo sermó tinga paraules tan valencianes, qua ni mudant la terminació les pugues castellanechar» y “menchen”, “chichs”, “pichor”, ”flamechadora”, “bronches”, “envechoses”, “contache” y el autóctono “escanechá” (p.13). (Del catedrático Iván Batiste Bellester  (Ramellet, 1667).

«chicona més bachillera» (Lluis Fullana, Filólogo. De la RAE. “La nit que venen els musics”. Alcoy 1855, p. 9)[15].

Así pues, todas esas expresiones colombinas reflejan el sustrato de una lengua valenciana materna, propias del mozárabe valenciano hablado incluso durante la dominación musulmana de Valencia por una activa mozarabía cristiana. Fue esta mozarabía la que hizo del idioma valenciano la lengua oficial del reino de Valencia junto al castellano y al latín, y que tuvo su siglo de oro en pleno siglo XV, el siglo de Colón. Por todo ello, estas expresiones relacionadas han de ser valoradas en su contexto desde una hermenéutica desprovista de intencionalidades políticas. Tanto desde un punto de vista sociológico, teleológico, histórico y lingüístico no se puede llegar a otra conclusión que no sea que la lengua hablada por Colón era la lengua valenciana, la de su familia, la de sus patrocinadores y la de una ciudad y reino que, como bien dijo Fernando el Católico, era el único que podía crear, proveer y armar una expedición del calibre de la del descubrimiento en los albores del siglo XVI.

 

[1] Bartolomé de las Casas. Historia de las Indias

[2] Ramón Menendez Pidal, en su artículo “La lengua de Cristóbal Colón” publicado en 1940 en la revista “Boletin Hispánico”

[3] Ramón Menendez Pidal, en su artículo “La lengua de Cristóbal Colón” publicado en 1940 en la revista “Boletin Hispánico”

[4]El ADN de los escritos de Cristóbal Colón”, Estelle Irizarry. Universidad de Georgetown (EE UU)

[5] Calzada Rafael, La patria de Colón. Buenos Aires. 1920

[6] Alexander Humboldt. Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. 1799-1804

[7] Calzada Rafael, La patria de Colón. Buenos Aires. 1920

[8] Jaime I. Furs del Regne de Valencia. 1261

[9] Diario de a bordo de Cristobal Colón. Cristóbal Colón, transcrito por Bartolomé de las Casas

[10] Relaciones y cartas de Cristóbal Colón, Librería de la Viuda de Hernando y Ca.. Calle Arenal 11. 1892

[11] Diario de a bordo de Cristobal Colón. Cristóbal Colón, transcrito por Bartolomé de las Casas. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000048660

[12] Verdera, Nito. Tesis ibicenca de Cristóbal Colón: Cristòfor Colom fou eivissenc. Eivissa. La verdad de un nacimiento: Colón ibicenco. Madrid: Kaydeda. 1988. Cristòfor Colom, catalanoparlante. Eivissa: Mediterrània. 1994. Cristóbal Colón, originario de Ibiza y criptojudío. Eivissa: Consell Insular d’Eivissa i Formentera. 1999

[13]GARCÍA MOYA, RICARDO. “El ignorado catecismo de Pere Vives en valenciano… o casi” 2015.

[14] Real Academia de Cultura Valenciana. Ortografía de la CH. Web oficial.

[15] García Moya, Ricardo recoge este comentario en su trabajo LA CH Y EL ARZOBISPO MAYORAL. Las Provincias 20 de Abril de 1997, y sostiene que “es comprensible el enfado del filólogo Fullana cuando argumentaba que «escrivim concha, y no conja ni conxa per vindre de la llatina concham; y perque eixa ha segut la práctica general desde el sigle XV» (Estudi de filológia, p. 78). EI académico no erraba, pues en Corominas recoge este dato y atribuye posible «procedencia mozárabe valenciana» al sustantivo (DCEC, p. 451) Consecuentemente, el catalán Onofre Pouredactaba en 1575 su Thesaurus Puerilis en Valencia, incluyendo el plural pechines con CH”.